Grande el día que pude vivir como costalero, en la salida extraordinaria de la Virgen de la Aurora, con motivo de su XXV aniversario. Rodeado de amigos y gente buena, en una hermandad que tanto dió por mí en mis inicios como capataz. Y aunque ya no pertenezca a su cuerpo de capataces, la sigo sintiendo como mía, esto era lo menos que podía hacer por ellos en ese día. Darle un poquito de mi esfuerzo costalero, para que su Madre se paseara por las calles de su Badajoz, como hizo en tan magno día, gracias.
