viernes, 20 de junio de 2008

Otra Vez

Han oido alguna vez lo de entrar a matar o a morir, aquí está el tío.
Este es el momento de la cornada en el muslo derecho.




Otra vez el torero de Galapagar volvió a derrochar arte en Madrid, esta vez solo tres orejas y tres cornadas, ante los Atanasio-Lisardo, de los hermanos Fraile, otro encaste diferente, otros tipos de toros diferentes al de Domecq.
Toros con unos pitones que terminaban en la punta de una alfiler, que asustaban al miedo.
Por que según entendidos solo torea novillotes pasados de kilos, pero esos también dan cornadas.
A algunos es imposible que les den una cornada, por que no se fajan, ni se pasan por la bragueta ni a un chivo.
En definitiva, pasó de la lírica de su anterior tarde, a la épica de esta otra.
Ahora, se recupera tranquilamente de sus cornadas en su casa, sus heridas de guerra, es lo que vales ser el mejor, de pagar el precio de ser un mito, aunque tu ya lo eres pese a tu juventud.
Me quedaré seguramente sin poder verte en la Plaza dee mi Badajoz, pero como buen aficionado ó devoto tuyo, seguiré esperándote a poder verte, como aquella tarde cuando aún era un chiquillo.
Palabras de José Tomás:
"En Madrid, hay que optar por la Puerta Grande, o por la Puerta de la enfermería".

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